Nos solemos centrar en nuestra marca personal, en trazar nuestro plan de personal branding para ser la opción elegida, en impulsar nuestras fortalezas y mejorar nuestras debilidades. Pero claro, lo hacemos como adultos y con conciencia plena de nuestros actos.
¿Qué pasa con los niños?
Ellos también tienen marca personal y, algún día, querrán hacer uso de ella. Estamos cansados de decir que el mundo laboral está en pleno cambio, que en un futuro será indispensable diferenciarse, pero estamos olvidando algo. Ese futuro, en gran parte, lo van a formar los niños, adolescentes en unos años; y por desgracia, si todo sigue así, también van a incrementar el número de desempleados como no se sepan diferenciar o tengan suerte.
«Pero si todavía son niños, déjalos que disfruten de no saber cómo funciona realmente el mundo». Estoy de acuerdo con esta frase, pero el problema es que todo niño será algún día adulto y mi pregunta es: ¿Ese niño va a estar preparado para afrontar el mercado laboral que le espera?
De hecho, hasta se habla de nuevos empleos que todavía no se conocen. Si no los conocemos nosotros, que en el fondo igual no nos llegan a «afectar» directamente, ¿los van a conocer lo suficiente, en su momento, los que realmente van a ocupar ese puesto de trabajo?
«Los niños cada día nacen más espabilados, se adaptarán». No lo niego y algunos lo harán sin ningún problema, pero muchos se quedarán por el camino. No obstante, según la educación que se le dé a ese niño, el significado de «espabilado» cambia. La capacidad que tiene un niño de asimilar la información va cada día en aumento, pero hay que saber proporcionarle dicha información; y eso corre por nuestra cuenta.
La cruda realidad que viven los adolescentes
No quiero ser crítico pero dudo que, con nuestro sistema educativo actual, cualquier niño sepa con certeza que camino debe seguir en un futuro.
Ahora mismo, como siempre, pesa más en la elección de estudios superiores la «titulitis» (por suerte cada día menos), la decisión de los padres (o de seguir el oficio familiar), evitar las materias que se le dan mal al adolescente y asegurarse (también por decisión de los padres, aunque es algo razonable) la profesión que de más dinero. El problema de esto es que, pese a que se sigue haciendo, el mercado laboral ha estallado para todos. Y estas prácticas ya no te aseguran absolutamente nada.
Imagino a nuestros adolescentes actuales (que se han criado con la ideología de toda la vida) más perdidos que nunca. No teniendo nada sólido en lo que basarse (porque no lo hay), en una espiral de negatividad que puede llevarles a caminos que no deberían, siendo conscientes de que cuando acaben una carrera igual tendrán que estudiar otra para no perder el tiempo (ya está pasando) y viendo cada día más cercana la opción innegable de emigrar.
¿Cómo empezar a guiar el camino laboral de un niño?
Creo que va a ser casi imposible ver un sistema educativo donde se eduque desde la imaginación, la creatividad y desde la que se pueda potenciar, de forma personalizada, las habilidades de cada niño. Aparte de que no interesa, no saldría rentable.
Por desgracia (o por suerte) esto deberá ser parte de la educación que cada padre dé a su hijo. Está claro que a muchos padres estas cosas ahora mismo les parecerán una tontería, pero creo que un futuro, según vayan viendo «las barbas de su vecino cortar», «pondrán las suyas a remojar» y se irán informando de cómo educar a su hijo para afrontar el panorama que le espera; porque, por suerte, todo padre o madre quiere lo mejor para sus hijos.
Casi todo niño sabe en el fondo que es lo que le gusta, fantaseos a parte, o que se le da mejor. ¿Por qué no potenciarlo? Si el mercado laboral está roto. ¿Por qué no enseñarle al niño a potenciar lo que mejor se le da? ¿Por qué no se les da la libertad de ser felices haciendo lo que verdaderamente les gusta? La felicidad, en la mayoría de casos, depende de esto.
El futuro laboral va a seguir cambiando para todos. O te adaptas o, directamente, dejas de existir. Lo que está clara es una cosa: solo va a resistir el que haga verdaderamente lo que le gusta. ¿Por qué? Porque el trabajo para «simplemente estar» cada día va a ser más duro y solo quedará el que esté dispuesto a dejarse casi la vida en ello por seguir ahí. Nadie tiene el puesto asegurado en ninguna parte, hay que luchar día a día por él. Puede gustar más o menos, pero es así.
Conclusión
Todo el artículo se resume en algo muy simple. En que algún día, cuando le preguntes a tu hijo o hija que quiere ser de mayor te responda con total seguridad, libertad y certeza…
«Papás, de mayor quiero ser…»
Y nosotros le respondamos, sin dudar: «¡Adelante! Estamos contigo y te apoyamos.»
Sylvie Fernandez dice
Absolutamente de acuerdo Enrique. Los padres jugamos un papel importantísimo, del cual por diversas razones, algunos han dimitido. El sistema educativo decimonónico actual, intenta en el mejor de los casos ( si tu hij@ cae en manos de un profe implicado) ayudar a la socialización, a dar sitio a las emociones, y por ende al autoconocimiento. En la gran mayoría de instituciones cada vez se aburren más, desprestigiado el papel de educador y del sistema en general, aprenden a través de las redes, ( youtube sobre todo). Los referentes son youtubers, instagramers…. y «influencers» con méritos más que dudosos. ¿ Qué quieres ser de mayor? Youtuber, que se gana un pastón! Mmmm vaya…. Otra versión es optar por algo que socialmente quede muy «guay». ¿Solución? Para mi, mejor autoconocimiento de los propios padres, y que puedan dejar «ser» a sus hij@s, sin cargarles con los sueños que tuvieron para si mismos. Como muy bien dices, aunque cueste y en algún caso asuste, decirles ¡Adelante! Te apoyamos!
Gracias por el post, muy bueno!
Enrique F. Brull dice
Gracias por comentar Sylvie. Entonces deberíamos plantearnos la siguiente pregunta: ¿Están preparados los padres para afrontar dicho reto? 🙂
Carmen Baeza dice
Si, hay muchos padres que están preparados, no hay que verlo todo demasiado negativo, lo que sucede es que en muchos casos los padres van perdidos con tantos cambios y avances en cuanto a estudios y profesiones, y además el sistema escolar tampoco los guía lo suficiente.
Lo primero sería pasar más tiempo trabajando el auto conocimiento con los hijos y luego investigar las propuestas formativas del mercado. Pero para eso se necesita tiempo!! Hacerlo en el último momento generará si o si estrés y conflicto. Cuidemos la armonía familiar !😉
Enrique F. Brull dice
Muy de acuerdo con tu comentario Carmen, aunque la verdad es que desconozco cuál será el porcentaje de preparados y no preparados; pero obviamente el sistema escolar no ayuda. Gracias por comentar. 😉