¿Marca personal en el pequeño comercio? ¡Qué se ha inventado Sylvie esta vez! Os preguntaréis. Ahí voy, os explico.
Estaba tumbada en el sofá, con la televisión encendida (sin sonido) y leyendo noticias en el móvil… (si, si soy de esas, ¡qué le vamos a hacer!), levanté la vista y en pantalla vi el tradicional anuncio de una marca de cava.
Ya ha llegado la Navidad
¡Madre, que ya llega la Navidad! La Navidad y el martilleo de anuncios de perfumes, de regalos… el consumismo, los grandes almacenes abarrotados, las carreras para encontrar el último gadget de moda… Por si no me hubiera dado cuenta, diciembre ya está aquí.
Fue curioso, porque estaba leyendo un artículo de Oxfam intermon, sobre comercio de proximidad (pequeño comercio), que definía en tono satírico los grandes centros comerciales, como “El lugar ideal para todos aquellos que sueñan con los atascos en las entradas y salidas de estos inmensos complejos de tiendas….”.
Imagen bastante exacta de lo que puede habernos sucedido a más de uno. ¿Alguien buscó un regalo concreto en diversos centros comerciales, estresándose, perdiendo tiempo, y, tras aparcar su humeante vehículo a dos manzanas de su domicilio, encontró lo que buscaba a dos pasos de casa? A mi sí me ha pasado, y se te queda una cara….
Caí en la cuenta de que por estas fechas, aparecen en las redes sociales algunos posts recordándonos que deberíamos sostener el pequeño comercio, si no queremos que nuestro barrio se convierta en un espacio sin vida.
Los pequeños comercios apuestan más por su visibilidad en Navidad
Junto a estas reflexiones, proliferan imágenes de vestuarios navideños, de objetos de regalo o cestas de fruta maravillosas para las fiestas. Ofertas todas ellas, de esas tiendas de barrio, que de pronto recuerdan que tienen una página o, perfil Facebook o Instragram y, que ponen toda la carne en el asador para dar visibilidad a sus productos, porque es “el momento” de hacerlo.
Y digo yo, ¿se les podría explicar que “así, no”? Es decir, que haciendo esto, se convierten en un anunciante más y por lo tanto, o los pasamos de largo, o se pierden en el “océano” de anuncios navideños; sin contar que irrumpen en nuestro time line cuando queremos huir de la publicidad.
Creo que deberíamos decirles que pueden aportar mucho más y, que en lo que pueden competir con los grandes centros comerciales, es en la atención personalizada y en sus conocimientos especializados en el producto que venden.
Es a través de su persona, de su experiencia, de su marca personal, donde ellos tienen su gran baza para que nos olvidemos de ir corriendo a los centros “desespecializados” (noción de Ana Carballo en un artículo de cate.económica del 2014).
Creo que sí, que deberíamos explicarles qué es eso de su marca personal y porqué al desarrollarla, sostendrían sus negocios de proximidad.
¿Cómo puede ayudar tu marca personal en tu pequeño comercio?
Pongamos por caso una tienda de ropa. La persona que está detrás del mostrador, sabe de tendencias de moda y de estilos que sientan bien. Si tienes un cuerpo que se aparta del patrón escuálido y sin formas que nos intentan imponer, (en realidad, ¡si tienes un cuerpo normal!), ¿qué mejor que dejarte aconsejar por alguien que sabe de antemano qué chaqueta te va a favorecer?.
La persona que lleva un pequeño comercio, es un especialista en detectar una necesidad, en sentir las inseguridades o los gustos, de quien entra en su tienda. Suele tener un momento de exclusividad para su cliente, una atención personalizada, nada despreciable en los tiempos que corren.
Desarrollando sus marcas personales, mostrando esas competencias y saber hacer, durante todo el año y no solo en fechas señaladas, se harían un gran favor y nos lo harían a nosotros también. Quizás, aprovecharíamos el paseo de nuestra mascota para ir a ver qué ha traído este año para vestirnos en fin de año, o para saber cuándo tenemos que hacerle pedido, para realizar la receta que explicó en redes sociales y que nos llamó la atención. O lo pasaríamos a saludar por el simple placer del contacto humano durante las fiestas, pero también durante el resto del año.
No es que no hayan personas amables que sepan lo que venden en los grandes centros comerciales, no me malinterpretéis, las hay, claro que sí, pero estaréis conmigo, que el estado de ánimo con el que te acercas a un comercio de proximidad es absolutamente diferente al que llevas a cuestas yendo al centro comercial a la carrera, en el último momento, mirando atentamente y a lo lejos, si ves alguna bombillita verde del parking, encomendándote a alguna deidad, para llegar hasta ella antes que otro.
Conclusión
¿Tienes un comercio de proximidad? Plantéate seriamente el desarrollo de tu marca personal, tu negocio mejorará y puedes conseguir cambiar nuestros hábitos de consumo.
Aprovechad las fiestas para disfrutar los momentos que tengáis para comprar y, también para “dejar vuestra marca personal” en los regalos.
¡Gracias por leerme y hasta pronto “slow buyers”!
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